¿A QUIEN AYUDA LA AYUDA?
LA AYUDA AL DESARROLLO TIENDE A BENEFIACIAR MÁS A LOS PAÍSES RICOS QUE A LAS NACIONES POBRES QUE LA RECIBEN. ALGUNOS DE SUS CRÍTICOS SOSTIEN QUE LA AYUDA AL DESARROLLO, LEJOS DE REDUCIR LA BRECHA ENTRE RICOS Y POBRES, HA CONTRIBUIDO A AHONDARLA.
El aumento y creciente complejidad de los conflictos armados y el agravamiento de los desastres naturales, desde los años 1990 ha producido un incremento considerable de la (casi siempre insuficiente) acción humanitaria.
Hasta 1994, el concepto de seguridad para Naciones Unidas estaba relacionado directamente con los Estados. Fue en ese año que se incluyó por primera vez el termino <<seguridad humana>> en el informe sobre Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo(PNUD). El echo fue catalogado por muchos como una pequeña revolución copernicana. La seguridad ya no tenia como centro al Estado sino al ser humano. Por primera vez en la historia se tomó conciencia de que las amenazas a la seguridad no sólo provenían de las guerras y la violencia criminal, sino también del hambre, la propagación de nuevas pandemias (VIH/SIDA y Ébola por ejemplo), los desastres medioambientales, el terrorismo, los fanatismos religiosos y étnicos, etc.
Tradicionalmente se ha alegado que la solución pasa por aumentar la ayuda a los países pobres. Sin embargo, la efectividad de la ayuda es cada vez más cuestionada.
Se le lla Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) a las donaciones o préstamos en condiciones financieras privilegiadas otorgados por los organismos públicos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), reunidos en el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD). Por lo tanto, un préstamo que sea concedido a una tasa de interés menor a la del mercado es considerado como ayuda, más allá de que el país beneficiario deba rembolsar todo el monto y sus intereses.
Además, el otorgamiento de ayuda generalmente viene acompañado de una lista de condiciones que deben ser cumplidas. Las más comunes, y que aparecen en la mayoria de los préstamos, son la reduccion del déficit público, las privatizaciones de los servicios del Estado, la reducción de las medidas aduaneras proteccionistas y la superesión del control de movimiento de capital. Estos “condicionamientos” son definidos por las naciones industrializadas, el Banco Mundial y el FMI.
Para algunos críticos, la AOD significa una forma ineficiente de asignar los recursos, llena de interferencias políticas y de intereses particulares, por lo que, a decir de Eric Toussaint, presidente del Comité para la Cancelación de la Deuda del Tercer Mundo, “debería desaparecer y dejar paso a los mecanismos del mercado”. Estos críticos afirman que por estar sujeta a los intereses políticos de las naciones del Norte, la ayuda ha respaldado un modelo de desarrollo que ha contribuido a aumentar la brecha entre Norte y Sur, Ricos y Pobres.
Según el escritor estadounidense Paul Theroux, África no necesita ayuda económica indiscriminada sino que le permitan ser ella misma. En las últimas décadas, África ha recibido enormes cantidades de dinero por concepto de ayuda humanitaria, sin embargo, los resultados están muy lejos de corresponder a las expectativas. Para algunos analistas, Occidente busca mantener al continente el la dependencia, para otros, es África la que no se preocupa por desarrollarse, prefiriendo jugar el papel de mendigo que exige la ayuda invocando eternamente los agravios históricos.
Para muchos, de todos modos, el verdadero problema es que la ayuda es insuficiente. El informe sobre Desarrollo Humano 2005 del PNUD, por ejemplo, señala que la ayuda tiene su razón de ser en la justicia social y el interés personal conciente en la prosperidad y seguridad colectiva. En el documento se hace hincapié en que, de no mediar más ayuda y de no ser la misma eficaz, un gran número de países no tendrá recursos financieros suficientes para alcanzar la infraestructura social y económica necesaria para cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). De acuerdo a esta visión <<la ayuda bien orientada acelera el desarrollo humano>>
El PNDU advierte que la ayuda adicional, por si sola, es insuficiente; debe modificarse la manera en al que se proporcionan los fondos a los países. Los países del Sur necesitan ayuda que sea previsible, que minimice los costos de transacción y minimice el valor del dinero. Los países beneficiados generalmente reciben ayuda imprevisible, descoordinada, con condiciones que no reflejan la dinámica de las reformas internas y condicionada a compras en los países donantes. El PNUD destaca que la ayuda es tan incierta que, considerando el método actual de distribución, es difícil para los países en desarrollo planificar con anticipación gastos como los sueldos de los docentes o la construcción de obras de infraestructuras, por ejemplo. Menos del 40 % de la ayuda a los países pobres llega a donde se necesita.
Los países donantes debilatan la efectividad de sus propios programas de desarrollo al condicionar la ayuda a la compra de sus productos. Para los países en desarrollo, tales arreglos incrementan en 20% el costo de comprar los mismos productos en el mercado libre, lo que equivale a un impuesto a la asistencia de entre 5 mil y 7 mil millones de dólares anualmente, según calculos del Informe sobre Desarrollo Humano 2005.
Desde inicio de los 1970, los paises miembros de la OCDE y el CAD se comprometieron a destinar 0,7 % de su PIB a la AOD, pero los únicos países que han alcanzado y superado la cifra son Dinamarca, Luxemburgo, Noruega, Holanda y Suecia. Aumentando el monto de la ayuda hasta alcanzar el 0,7% del PIB tendría efectos mínimos en las finanzas del país donante, mientras que causaria un gran impacto en los países beneficiarios.
Sin duda, la deuda externa sigue siendo una de las principales fuerzas que mantienen a los países pobres en la pobreza. El pago de intereses representa un enorme y continua transferencia de capitales hacia las naciones ricas y una carga insoportable para los países del Sur. A modo de ejemplo, Zambia gasta más en servicio de la deuda que en educación y Malawi envia un tercio de su presupuesto gubernamental directamente a los países ricos, lo que representa dos veces más de lo que gasta en sanidad para su propia población.
Otro de los factores que contribuyen al arraigo de la pobreza es la estructura actual del comercio internacional. Lejos de ser un motor de crecimiento, el comercio ha jugado el papel de “empobrecedor” de los países del Sur.
En este tema, la Organización Mundial del Comercio (OMC) juega un papel preponderante. La OMC impone el libre comercio a los países pobres, obligandolos a abrir sus mercados. Sin embargo, mientras los campesinos del Sur son arrojados a los lobos, la agricultura de occidente recibe subvenciones de más de 1.000 millones de dólares diariamente. Por ejemplo, Estados Unidos concede 4.000 millones de dólares a sus 25 mil productores de algodón, lo que representa 160 mil dólares a cada uno, muy por encima del valor de su cosecha. Además, los campesinos del Sur deben enfrentar las barreras arancelarias cercanas a los 100.000 millones de dólares anuales contra sus productos.
Ayuda para las Petroleras.
La lucha contra el Terrorismo lanzada y liderada por Washington después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 ha incrementado una tendencia preexistente, la <<securitización>> de la AOD, convirtiendola en un instrumento más de política exterior para reducir la amenaza terrorista.
Esto ha cambiado las prioridades de la ayuda. Por ejemplo, a fines de los 1990, sólo la cuarta parte de la ayuda exterior proporcionada por Esatados Unidos, estaba relacionada con asuntos de seguridad; en 2004, esta proporción ya habia superado la mitad.
La linea oficial del CAD es que la cooperación para el desarrollo puede servir a la lucha antiterrorista, aunque orientándose hacia la prevención y tratando de no abandonar los objetivos de desarrollo. Debe, por ejemplo, dirigir fondos hacia la construcción de estructuras políticas más fuertes y estables, crear programas de empleo dirigidos a jóvenes susceptibles de ser captados por grupos terroristas y ayudando a reformar los sistemas aducativos de determinados países.
La invasión de Irak condujo a un uso altamente cuestionable de la ayuda, tanto por estados Unidos como por el Reino Unido. La ayuda de washington al pueblo iraqui es en realidad una ayuda a la expansión de las empresas petroleras y constructoras estadounidenses. Además, según algunos analistas, el costo de la destrucción ha sido transferido a Irak, en forma de deducciones a su renta petrolifera, que se realizáran una vez que el país haya sido reconstruido.
Nota extraida de "Un Planeta, Dos Mundos" ( Guia del Mundo 2007 // Instituto del Tercer Mundo)
Fuentes: Eric Toussaint, La insignia.
Informe sobre desarrollo Humano 2005, PNUD
Fundación Seminario de Investigación Para la Paz U
USAID
rebelion.org
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